TEIDE VEINTE AÑOS ATRAS
©Foto José Luis Valdivia | Las Cañadas del Teide a principios de siglo

Ucanca 1989, el año del contacto

Treinta y cinco años de un encuentro histórico

En la madrugada del 24 al 25 de junio de 1989, El valle de Ucanca acogió por primera y última vez su mayor concentración de personas de la historia para un llamamiento o alerta OVNI. Cerca de 40.000 almas se congregaron en sus alrededores a partir de la media noche con la esperanza de establecer un contacto extraterrestre. Una experiencia que RNE retransmitió a nivel mundial. Sus organizadores lo denominaron, el año del contacto. 

(Imagen del folleto original de 1989, sacada de la hemeroteca por Iván López)

Se cumplen treinta y cinco años del acontecimiento que paralizó la isla de Tenerife durante toda una noche a finales del mes de junio de 1989. Lo cierto es que aquello resultó ser algo histórico que no se repitió, al menos, en las condiciones en las que se fraguó. Fue en la madrugada del 24 al 25 de junio cuando cuarenta mil personas se dieron cita a las faldas del Teide, a 2200 metros de altitud frente al llano de Ucanca, alentadas por el llamamiento que semanas atrás había realizado Radio Nacional de España mediante el programa, Espacio en Blanco, que dirigía y presentaba Miguel Blanco y que titulaba sugerentemente al evento como: «Algo increíble está a punto de suceder». 

La cartelería, los folletos y los anuncios en prensa se presentaban con este eslogan y con una fotografía en la que se mostraba en primer término la carretera principal frente al parador de Las Cañadas, y en un segundo término, el Teide rodeado por una gran fuente de luz. Aquella imagen se antojaba muy similar al póster oficial de la película de Steven Spielberg, Encuentros en la tercera fase. La promoción animaba a vivir por primera vez en la historia un encuentro más allá de lo que se pudiera imaginar, con miles de personas concentradas para una experiencia de comunicación sin límites, y fue precisamente eso mismo lo que ocurrió. 

Las fuentes oficiales certificaron la presencia de diez mil personas, pero Miguel Blanco asegura que ese número fue superior, ya que las carreteras de acceso a la cumbre se encontraban abarrotadas de gente, y que dicha cifra pudo llegar perfectamente a las cuarenta mil.

Recorte Periódico
Recorte del Diario de Avisos de la época anunciando el evento

1989, el año del fin de la historia

1989 fue sin duda un año convulso. El célebre politólogo Francis Fukuyama publicaba un polémico artículo titulado ¿El fin de la historia?, donde consideraba a la democracia liberal y el capitalismo como último eslabón de la historia evolutiva de las ideas, y que por tanto no existía otro sistema contra el que se pudiera competir, llegando así al fin evolutivo de las ideologías en la historia. Lo cierto es que el mundo se enfrentaba a un año clave para el devenir de occidente en el s.XX. 

A principios de junio de ese mismo año estallaba en China la revuelta estudiantil de Tiananmen. Los periódicos e informativos hablaban de la matanza indiscriminada de jóvenes estudiantes por parte del ejército del régimen comunista de Den Xiaoping en la famosa plaza de la capital china. Los televidentes del mundo eran testigos de una imagen que a la postre fue icónica para la posteridad universal de aquel hombre desconocido que, con una bolsa en mano, se enfrentaba a una hilera de tanques dispuestos a invadir la plaza. Meses más tarde, en noviembre, caería el muro de Berlín.

Mes y medio antes de la concentración, en la madrugada del 9 de mayo, Tenerife sufrió el terremoto de mayor intensidad de su historia con un valor de 5,3 en la escala de Richter. El seísmo mantuvo en vela a la población durante toda la noche y los días posteriores. Y con este panorama se afrontaba aquel año icónico para nuestras vidas. 

Pude ver en un camión a varias personas en silla de ruedas a las que pregunté a qué habían venido y me respondieron:
–A que nos curen los extraterrestres.
Entonces empecé a rezar todo lo que sabía.

Miguel Blanco, periodista RNE

Una noche en las ondas

Yo aún era un crío y recuerdo perfectamente aquella noche. El programa se emitió durante casi toda la madrugada. Mi madre era oyente habitual. Cerca de la medianoche sintonizó la radio como solía hacer cada sábado. Me encontraba ya en la cama y desde mi habitación lograba escuchar la retransmisión a través de la voz principal de Miguel Blanco y el resto de sus colaboradores. Aquel sonido radiofónico, la oscuridad de mi cuarto y la ventana que daba hacia el exterior, fueron los ingredientes malditos para que desde ese momento no pudiera pegar ojo. 

Esa noche me obsesioné tanto con la llegada inminente de los extraterrestres, que temblaba de nervios y no me atrevía a mirar a la ventana de mi cuarto por miedo a que apareciese en algún momento determinado una nave espacial rumbo al encuentro en Las Cañadas del Teide. Lo viví y sufrí completamente en silencio, acurrucado, con la cabeza agazapada, tapada con la sábana y sin avisar a mi madre del miedo atroz que estaba padeciendo durante la emisión del programa. 

El mismo día del encuentro era el propio Blanco quien comentaba literalmente a los medios de comunicación lo siguiente:

Ante todo, lo que se intenta es vivir una increíble experiencia de comunicación entre la gente que asista y entre los oyentes del programa. Se realizarán varios ejercicios de relajación, como la Operación Unidad Planetaria, que unirá a millones de seres en todo el planeta. Hacia las tres de la madrugada tendrá lugar «La llamada». No se trata de ver extraterrestres, ya que no se sabe si vendrán o no, pero si lo hacen, bienvenidos sean; en todo caso los expertos en ufología están convencidos de que esta noche va a ocurrir algo. 

Es en este punto donde, consultando la hemeroteca, me doy cuenta que la información aportada por los cronistas de la época era escasa, y que incluso hoy en día, este acontecimiento ha pasado casi inadvertido para gran parte de la población tinerfeña y canaria en general. Poniéndome en contacto con el propio Miguel Blanco por vía email, –y tras cuatro meses–, accede a narrar la historia de forma detallada por primera vez desde el principio. He aquí su relato tal y como lo contó en la media hora de charla telefónica que compartimos sobre esta experiencia, que asegura, marcó su vida. 

Recorte Diario de Avisos
Recorte del Diario de Avisos de la época con fotografía de algunos de los protagonistas de esta historia

El testimonio de Blanco

La historia comienza bastantes meses antes, concretamente en abril. En propias palabras de Miguel:

La gente de producción del programa me avisó que habían llegado bastantes mensajes coincidentes entre sí y que eran muy raros. Los mensajes procedían de tres grupos diferentes de España. Dos de la península y uno de Canarias. Tres grupos que no tenían conexión entre sí y que contactaban con extraterrestres a través de la Ouija o la escritura automática. Lo curioso del caso es que aquellos mensajes decían lo mismo: «23 de abril, 22 horas, Punta del Hidalgo». Yo tenía que dar en esas fechas una conferencia en Tenerife con Enrique de Vicente, uno de los máximos expertos en el mundo del misterio, y le pedí que fuera conmigo a la Punta del Hidalgo, justo en la playa que se encuentra frente a la ermita de San Juanito. Así que llegamos allí en un coche sobre las ocho de la tarde y de repente empezó a llegar un montón de gente. Yo me quedé callado porque no quería que me reconocieran por la voz en la oscuridad, pero les preguntamos a algunas personas que qué hacían allí y me respondieron «que habían sentido que iba a pasar algo y por eso habían acudido». 

Nos juntamos allí alrededor de unas sesenta u ochenta personas. Si conoces las montañas o picos que existen en la cordillera de la Punta del Hidalgo… de repente comienzan a salir de allí unos flases de luz. La gente gritaba: «¡Ya están aquí, ya están aquí!»; y en un principio yo les dije que aquello era una tormenta que estaba tras la montaña y que no se pusieran a inventar cosas. 

Conocí a un policía con el que ahora soy hermano del alma desde hace treinta años y con el que comparto aventuras. El policía cogió una linterna potentísima y comenzó a hacer señales de tres y dos, y de pronto los supuestos flases de la montaña repetían la misma señal y contestaban con esos tres y dos. Entonces nos dimos cuenta de que aquello no era una tormenta. Fue curioso, porque la noche estaba encapotada y a las diez menos cinco aproximadamente, el cielo se abrió y a las diez en punto ya estaba completamente claro. 

Panorámica de la Playa de San Juan
Panorámica de la Playa de San Juan con el Roque de los Dos Hermanos al fondo, lugar donde Miguel Blanco dijo presenciar el avistamiento de un OVNI. ©2024 Iván López

Segundos después, detrás de esa montaña, salió un bicharraco increíble que era como el sol cuando amanece, se puso frente a nosotros a la misma altura de la línea del mar, y estuvo bambaleándose durante un montón de tiempo. Imagínate a la gente gritando como loca. Enrique de Vicente me abrazaba diciéndome: «¡Miguel es verdad, están aquí, están aquí!». Yo tenía una cámara fotográfica con un teleobjetivo de 300 mm y me fijé en aquella esfera y vi como dentro de ella se movían otras luces. Estuvo allí como unos seis minutos. Me dio tiempo de disparar dos carretes de 36 fotografías de aquella época. Pero de repente, esa esfera se metió en el agua. Al hundirse comprobé que era algo físico, porque levantó una ola que no había llegado antes hasta nosotros, traspasando las rocas que nos separaban como un pequeño maremoto. Mientras tanto, la gente seguía gritando alborozada. 

Roque de dos hermanos
La Playa de San Juan en Punta del Hidalgo ha sido tradicionalmente un lugar emblemático de numerosos avistamientos y experiencias OVNI. ©2024 Iván López

Yo tuve que marcharme, porque debía hacer el programa esa noche; así que me fui a la emisora en Santa Cruz, mientras Enrique de Vicente y el policía se quedaron allí. Cuando acabé el programa hablé con Enrique y me comentó que la esfera había salido del agua, que estuvo un segundo en el horizonte y a continuación dio una estampida perdiéndose en el cielo a una velocidad vertiginosa. A la mañana siguiente volvimos al lugar y nos encontramos un montón de barcos de la Marina y helicópteros inspeccionando la zona. Entre nosotros comentamos que se habían enterado que allí había pasado algo muy gordo. Luego, cuando fui a revelar las fotos que había sacado, lo único que salió de aquellas fotografías fue una mancha enorme de luz. Todo estaba velado. La misma noche del suceso tuve un sueño súper lúcido, de los más claros e impactantes que he tenido en mi vida, y en el que veo que teníamos que hacer una reunión con mucha gente en Las Cañadas del Teide, con un escenario, con luces y sonido y convocar a la gente; algo muy parecido a lo que ocurría en la película Encuentros en la Tercera Fase

Así que llegué a la emisora por la tarde y se lo comenté a los compañeros, entre ellos estaba el periodista José Carlos Marrero. Cuando escuchó mi idea le gustó mucho, pero en un primer momento comentó que era imposible porque en Las Cañadas ya se había intentado pedir permiso para hacer un evento de moda con Carolina de Mónaco y fue denegado. Curiosamente unas horas más tarde yo tenía una reunión con el gobernador civil de Tenerife y ni corto ni perezoso le expuse la idea. Le encantó y fue como si se abrieran las puertas de todo. 

Eso ocurría a finales de abril. Durante todo el mes de mayo junto a los compañeros de Radio Nacional de España, estuvimos preparando el plan para organizar aquello. Lo hicimos como si estuviéramos planeando realizar una invasión a Irak. Desde gestionar servicios de guaguas para subir a la gente al Teide, hasta la preparación de todo el montante técnico y logístico que aquello suponía. Decidimos que lo íbamos a retransmitir a través de Radio 1, Radio 3, Radio 5 y Radio Exterior y empezamos a lanzar la idea. Fue impresionante la repercusión que tuvo antes de hacerse. Lo planteamos como una increíble experiencia de comunicación; nunca dijimos que fuera un contacto extraterrestre. 

El encuentro en Ucanca

Miguel Blanco prosigue:

El día del evento yo estaba preparándome para salir y me llama el mando de la Guardia Civil para preguntarme dónde estaba, porque la carretera de subida al Teide se encontraba colapsada de vehículos, y que iban a mandar un helicóptero para que pudieran subirme. Cuando oí eso me acojoné. Al final pude llegar por mis propios medios sobre las nueve de la noche. El mando me dijo que habían planeado que entraran cinco mil personas al evento, pero que finalmente contabilizaron trece mil coches, dándose cita cuarenta mil personas. Ante aquella afirmación yo solo pude decir: «La madre que me parió». Incluso pude ver en un camión a varias personas en silla de ruedas a las que pregunté a qué habían venido y me respondieron: «A que nos curen los extraterrestres». Entonces yo empecé a rezar todo lo que sabía; recé catorce rosarios, recé a Alá, recé a Buda, repitiéndome a mí mismo, «que no salga lo que nosotros vimos en la Punta del Hidalgo, porque se va a liar algo muy gordo».

Grupo de personas en Canarias observa la diapositiva de una galaxia en plena noche.
©2012 José Luis Valdivia
Recorte Periódico
Recorte del Diario de Avisos de la época tras el evento

Según narra José M. Villate en su crónica posterior en el Diario de Avisos, desde primera hora de la mañana se habían agolpado miles de coches en los márgenes de las carreteras de subida al Teide. La tarima con el escenario se situó en el mirador de Ucanca, para el que se contó con un grupo electrógeno, 20.000 vatios de luz y 10.000 de sonido. 

Pero volviendo al relato de Miguel, me describe lo ocurrido esa noche:

Desde el escenario que habíamos montado pude ver toda aquella masa de gente y era acojonante. Se extendía desde el Parador Nacional, que estaba frente a nosotros. Era como si estuviéramos en un concierto de los Rolling Stones. Entonces, empieza la transmisión junto a Paco Padrón y otros compañeros y compañeras como José Carlos Marrero o Pilar Socorro, y en un momento determinado, se encienden unas luces arriba en el Teide. Si vieras como gritaba la gente… Fueron unos pequeños flases durante muy poco tiempo, y yo me decía por dentro: «Dios, que no aparezcan ahora». Pero luego no ocurrió nada más. 

Habíamos acordado hacer una meditación guiada durante aquella noche para intentar contactar y fue muy bonita. La multitud que estuvo allí lo llevó como si fuera el catecismo; una experiencia increíble que dejó a la gente muy tranquila. El grupo Atlán, que estaba con nosotros, comentó que durante esa noche habían visto a gente muy extraña merodeando: «Unos tipos muy altos que habían estado por allí para presenciar el eco que había tenido aquella convocatoria». Yo no me lo creí, pero la experiencia ahí quedó. 

La gente se quedó muy feliz y dio una lección de pulcritud, de convivencia y de saber estar asombroso. Aquello fue tan increíble, que los días siguientes tuve que afeitarme la barba para que no me reconocieran por la calle, porque todo el mundo me paraba. De hecho, me comentaron a posteriori que querían añadir aquella concentración al Libro Guinness de los récords como la convocatoria más grande de la historia en el mundo de la radio. Incluso se llegó a estudiar como un fenómeno de comportamiento y concentración de personas en algunas facultades de sociología.

Panorámica de Las Cañadas del Teide. ©2004 José Luis Valdivia

La reminiscencia histórica

Para el que escribe, volver a escuchar el programa treinta y cinco años más tarde, supuso una catarsis. Durante las tres horas y media de duración se contó con la participación y entrevistas a personas que habían experimentado encuentros OVNI en la isla, y con varios grupos invitados, algunos provenientes de la península. Casi al final del programa, el periodista tinerfeño José Carlos Marrero, narraba una anécdota que le había llamado la atención esa noche. Conversó con dos jóvenes adolescentes que se habían escapado de casa porque debían estar allí ya que sentían que era un «llamamiento». 

Tiempo después, en una entrevista en su propio programa en noviembre de 2009, Miguel, charlaba con José Carlos Marrero, conmemorando los veinte años de la efeméride. José Carlos afirmaba que sabía de muchas personas que habían sentido algo esa noche, y que aquel acontecimiento supuso un punto de inflexión para sus vidas. Aseguraba que muchas parejas se habían formado ese día y que fue un ejemplo de organización, ya que en toda la noche no hubo ni un altercado y la gente dejó el paraje completamente limpio. 

Aquella concentración multitudinaria fue la primera y la última que se permitió en el Parque Nacional. Ya casi al final de mi charla con Miguel, concluye diciéndome:

Este tipo de inteligencias que nos visitan son inteligencias interdimensionales, –no digo extraterrestres–; habitan en distintas dimensiones y nos están preparando para acostumbrarnos a que no tardemos mucho en darnos cuenta de la prueba irrefutable de no estar solos en este planeta; que no somos el único planeta habitado, y que hay otras muchas inteligencias que están ahí interviniendo en momentos determinados. Solo puedo decir que aquel encuentro fue un punto más de todo ese plan que estaba previsto, de lo cual me siento muy orgulloso de haber contribuido.

La periodista Pilar Socorro, historia viva de la radio en Canarias, también participó de la experiencia, la cual recuerda con muchísima emoción:

Paco Padrón, periodista experto en ufología y Miguel eran muy amigos. Ellos, junto a José Antonio Pardellas, que era el director de RNE en Canarias, pusieron todos los medios para que fuera posible.

Yo recuerdo que subí en moto y que llevaba un jersey de los Cazafantasmas, y esa noche fue tan especial, que fue increíble. Ya el lugar era mágico. Había un cielo estrellado maravilloso y la noche era estupenda para que lo que tuviera que ocurrir, ocurriese.

La figura de Francisco Padrón

El mítico periodista tinerfeño Francisco Padrón también estuvo presente y participó activamente del programa esa misma noche. Paco fue uno de los pioneros de la información paranormal en los medios de comunicación en las islas, España y en el ámbito internacional. El 22 de junio de 1978, él mismo había convocado en el valle de Ucanca y bajo la llamada «Operación de unidad planetaria», a unas 3000 personas en una experiencia de meditación guiada que resultó todo un éxito. Durante los ochenta fue impulsor de numerosos artículos que situaron a las Islas Canarias como uno de los epicentros de la información ufológica internacional.

Paco relata en su libro Luces de Medianoche, el viajero del alma, que sabía que no ocurriría nada la noche del 24 de junio de 1989, y que cuando terminó el encuentro, se enfadó y juró en arameo debido al «estercolero», en el que según él, se habían convertido las inmediaciones de Las Cañadas del Teide a causa del comportamiento de mucha gente que fue a pasárselo bien y a estar de fiesta; reafirmándose en que aquello fue el fruto de que de ahí en adelante, no se volviera a permitir una concentración de ese tipo o de otro calibre en Ucanca.

Recorte Diario de Avisos
Recorte de la época del Diario de Avisos con las declaraciones de Francisco Padrón

Sin embargo, Paco, asegura en su libro que aquella noche alguien pudo fotografiar un objeto discoidal que desprendía luces, y cuyos negativos llegaron a sus manos y él mismo pudo certificar. Al llevarlos a revelar, el dueño de la tienda comentó que las fotografías habían desaparecido misteriosamente. En 2002, el investigador Ricardo Campo Pérez, en un artículo titulado Bromas útiles, disponible en la publicación llamada El escéptico, aseguraba que gracias al CESID y a miembros del ejército, pudo conseguir una información del astrónomo Lluís Tomás Roig, que le confesó que esa noche él y sus colegas habían experimentado con un globo sonda y una linterna de señales de color rojo y naranja que sobrevoló unos minutos la reunión a modo de broma.

Días después algunos testigos situados en otros lugares de la isla aseguraron que aquella noche habían tenido una experiencia OVNI; uno de ellos, el testimonio sincero de un niño de 12 años, que el propio Padrón pudo recoger para su programa de radio, y que aseguraba haber visto un gran objeto luminoso junto a otros amigos estando de acampada en una playa de Granadilla, en el sur de la isla.

Pilar Socorro asegura que aquella fue una de las dos concentraciones masivas más intensas que pudo experimentar en su vida, junto a las doscientas cuarenta mil personas que bailaron al mismo tiempo con la Billo’s Caracas Boys y Celia Cruz, en el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, en marzo de 1987. 

La cantidad de personas que se congregaron en Ucanca experimentaron una relajación colectiva, como cuando todas las personas ponen su mente y se concentran al mismo tiempo, es como cuando rezas. En este caso, la oración era hacia el universo para que se diera una señal. Veías a la gente con una paz y con una calma y no sé si la palabra para definirlo es amor, pero yo creo que sí. Era como un rezo colectivo con una energía positiva y realmente fue maravilloso.

Canarias como referente ufológico

Como dirían los agentes de la ficción, Mulder y Scully, la verdad de todo esto sigue estando ahí fuera. Queda claro que Canarias fue un continuo caldo de informaciones ufológicas ese año, y que esta concentración histórica rubricó tal fiebre por el fenómeno OVNI, que se extendería durante la siguiente década.

El valle de Ucanca, situado a casi dos mil metros de altitud sobre el nivel del mar, siempre ha sido un paraje mágico y único a pesar de los miles de turistas que lo visitan a diario. Quizás mucha gente subió aquella noche de verano de 1989 buscando respuestas, o simplemente para sentir que había algo más que diera sentido a sus vidas. He acudido en este presente para revivir la nostalgia de aquella época, que es el mayor tesoro que poseo ante la ansiedad de un futuro incierto. Miguel Blanco es historia de la radio española. Gracias por abrirme la puerta y vivir nuevamente una experiencia sin límites.

Licenciado en Ciencias de la Información, Filología por la Universidad de La Laguna y máster en dirección de cine por la Universidad Camilo José Cela.

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